Aunque no lo creas… la pintura magnética es de gran utilidad en la conservación y el buen estado de las paredes. Gracias a su uso se comienza a prescindir de clavos, puntas, tornillos y todo aquello que solemos utilizar para colgar objetos dañando a la pared.
Cómo funcionan las pinturas magnéticas
La pintura magnética, o pintura imán, posee pequeñas partículas de hierro. Una vez que una superficie se ha pintado y ha secado, su contenido de metal hará que se puedan adherir pequeños imanes, tal como lo hacemos habitualmente en la heladera o nevera. Los imanes pueden sujetar hojas de papel, fotografías, broches o planchas imantadas.
El color de la pintura generalmente es de un color gris oscuro, de la cual se deben aplicar de 2 a 3 manos para obtener un buena adherencia de objetos imantados.
Luego se utilizará una pintura convencional al agua, o inclusive un empapelado, para otorgar otra coloración o decoración a la pared. No es necesario aplicarla en toda una habitación, basta solo una pared que hará de soporte para los objetos que deseemos adherir.
Dónde puedes usar la pintura magnética
La pintura magnética es especial para pintar paredes. Por su característica es un material que suele usarse en paredes de habitaciones infantiles, oficinas, estudios, cocinas, aulas escolares o donde la creamos conveniente. Volviendo sencilla la modificación de la decoración y otorgando practicidad en estudios y oficinas.
Otro lugar perfecto para pintar con pintura imán son las pizarras. Ya sea que tengas una pizarra en el cuarto de los niños, la cocina o una oficina. Podrás tener una superficie donde podrás adherir imanes y notas fácilmente.
La pintura no posee imán ni propiedades magnéticas, sino que posee hierro, el cual se adhiere a imanes o metales con propiedades magnéticas. Por lo que no es perjudicial para la salud y no interfiere con aparatos electrónicos.