La principal característica que diferencia a un rodillo eléctrico de uno convencional es que la carga de pintura se hace de forma automática, evitando el goteo, el derrame de pintura, y haciendo el trabajo más rápido, teóricamente. Está claro que también requiere de una práctica y acostumbramiento a la herramienta para lograr buenos resultados. Si ya estás habituado al rodillo tradicional, el problema lo tienes solucionado.
Cómo funciona un rodillo eléctrico
El sistema de un rodillo eléctrico consta básicamente de: una bomba, un rodillo especial, y dos mangueras (una que va desde el recipiente de pintura a la bomba y otra de la misma hacia el rodillo). La bomba simplemente va succionando la pintura del cubo y enviándola de forma constante hacia el interior del cilindro del rodillo. La fuente de energía que utilizada son baterías, o una conexión a la red eléctrica.
Este sistema hace que la pintura se aplique de manera controlada, cubriendo superficies a mayor velocidad, y evitando salpicaduras y goteos, además de hacer más práctico el trabajo. No es necesario recargarlo, sino que la pintura la absorbe desde el recipiente por sí solo.
Qué pintura utilizan y para qué son mejores
Los rodillos eléctricos se utilizan con pinturas plásticas y látex, y son aptos para pintar superficies planas grandes, como paredes y techos. Muchos fabricantes agregan otros complementos para mejorar las prestaciones de sus rodillos eléctricos, por ejemplo un regulador de cantidad de pintura, o una extensor para alcanzar zonas más altas.
Imágenes: Rodillo eléctrico de Bosch