El amarillo es un color vivo, alegre y cálido. Toda la familia de amarillos es especial para dotar de iluminación a los ambientes. Según con lo dicho en sensaciones y estímulo del ánimo, incita a la comunicación entre las personas y el buen humor, por lo que es óptimo para zonas comunes, salón, cocina, comedor, bufetes.
Un efecto no deseado los producen las tonalidades demasiado intensas, las cuales pueden llegar a ser agobiantes y causar nerviosismo.
Gama de colores amarillos
Amarillos suaves: Son los más indicados para pintar todas las paredes de un ambiente si deseas lograr una habitación amplia y luminosa. Los colores más intensos para los detalles.
Amarillos medios: Para pintar una pared de gran superficie, para una alfombra, un cobertor o el sofá. La idea es crear un punto focal donde atraer las miradas e inspirar alegría sin sobrecargar.
Amarillos fuertes y oscuros: cono el miel, el ocre o el mostaza, son colores intensos perfectos para destacar una pared no tan grande, usar en el tapizado de un sofá, o en los cojines de la cama y los sillones.
Dentro de la carta RAL podemos encontrar diversas tonalidades amarillentas precedidas por el numero 1, desde el 1000 al 1032. Desde las más suaves a las más intensas acercándose a los tonos ocres.
¿Con qué colores combina?
En un esquema tonal iría junto a amarillos oscuros o suaves, siendo una elección sencilla y fácil de lograr. Pero un ambiente cargado de esta tonalidad resultaría muy agobiante y monótono. Por lo general siempre está acompañado de blancos, manteca o grises.
En un esquema armónico con verdes y naranjas, originando un ambiente armonioso, apacible e iluminado. Son los colores perfectos para una decoración en tonos cítricos.
Y en un juego de contrastes entre amarillo y violeta , purpuras y azules. Aunque no es muy común, para los más arriesgados es una combinación a probar.
Se lleva perfecto con maderas oscuras y claras, haciendo que las primeras (como cerezo, wengué o algarrobo) se destaquen en el conjunto.